Bajo la atenta mirada del príncipe Alberto II, sentado en el palco de la pista a la que da nombre su padre, Rainiero III, Carlos Alcaraz despachó a un resiliente Alejandro Davidovich y se brindó la oportunidad de convertirse, por un día, en el monarca del Principado. El murciano disputará este domingo su primera final en Mónaco, la séptima de su todavía incipiente carrera en un Masters 1000. De las seis anteriores, ganó cinco. Su último obstáculo, el hombre que le separa de su 18.º título de la ATP, saldrá del ganador del Musetti-De Miñaur.
Alcaraz da buena cuenta de Davidovich y jugará su primera final en Montecarlo
